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Magdalenas caseras, las de toda la vida

Magdalenas caseras

El olor a bollería recién hecha es de las cosas más agradables… Siempre me ha  parecido que la comida recién hecha, y los dulces especialmente, huelen a felicidad. Es un olor que pone de buen humor, a mí al menos.

Estas receta de magdalenas caseras es la tradicional, la que hacían las abuelas en sus casas para merendar. Está sacada del maravilloso libro rosa de la repostería, el de Christophe Felder. He modificado algunos ingredientes para que quedasen más esponjosas y para que fuesen aptas para intolerantes a la lactosa.

Ingredientes para las magdalenas caseras:

Para 12 magdalenas.

  • 280 gr de margarina
  • 4 cucharadas de aceite de oliva suave
  • 4 huevos
  • 280 gr de harina
  • 200 gr de azúcar
  • 1 sobre de levadura en polvo tipo Royal (9,5 gr)
  • 2 cucharadas de extracto de vainilla
  • 4 cucharadas de miel

Si queréis hacerlas de chocolate, añadid a la harina 3 cucharadas de cacao puro en polvo.

Preparación:

Para preparar estas riquísimas magdalenas caseras os recomiendo que hagáis la mezcla a mano, quedarán mucho mejor. Lo primero es colocar la margarina en un cazo y hervirla a fuego lento diez minutos, después la dejamos que temple. Precalentamos el horno a 200ºC si es de convección y 210ºC si es normal. Tamizamos la harina con la levadura (y con el cacao si van a ser de chocolate) y reservamos.

Mezclamos los huevos con el extracto de vainilla y el azúcar y batimos hasta que estén integrados. Añadimos la miel y mezclamos todo bien. Incorporamos la harina y batimos más, cuando esté listo, añadimos la margarina y mezclamos para terminar.

En este punto, si queréis, podéis añadir a la mezcla frutos secos, pepitas de chocolate, lo que os apetezca.

Preparamos las cápsulas en la bandeja de horneado y las llenamos hasta 2/3 de su capacidad. Por último, con ayuda de un colador pequeño espolvoreamos azúcar blanco por encima para que al hornear salga esa costrita tan característica de las magdalenas caseras y horneamos durante 12 minutos.

Enfriar magdalenas caseras

Son perfectas para desayunar, merendar, llevar al trabajo o al colegio… ¡Es que están buenísimas a cualquier hora! Y son realmente fáciles de preparar. Después de probarlas y ver el poco tiempo que se tarda en hacerlas no volveréis a comprar magdalenas en el supermercado nunca más.

Magdalenas caseras

Conservadlas a temperatura ambiente en un tupper grande o en bolsas de congelar. Es la mejor manera de que no se endurezcan.

Muslos de pollo en salsa

muslos de pollo en salsa

Una receta tradicional y facilita que se ha hecho toda la vida en las casas: muslos de pollo en salsa. Desde luego en mi familia la hacemos todas las generaciones, esta vez le he dado un toquecito con nata que lo pone más interesante todavía, un plato muy sencillo y que gusta a casi todos.

Os animo a hacer estos muslos de pollo en salsa tan buenos y recordar de paso esas recetas tan familiares.

Esta receta os da facilmente para 4 personas.

Ingredientes para hacer los muslos de pollo en salsa:

  • 12 muslos de pollo (yo los prefiero sin piel)
  • 1 cebolla grande
  • 3 puerros gorditos
  • 4-6 zanahorias (según tamaño yo puse 6 porque eran pequeñas)
  • 1 y 1/4 l de caldo de pollo y verduras (si tenéis casero de algún puchero mejor, y si no de brick o con pastillas de caldito podéis hacer también)
  • 1 chorro de tomate frito como os guste aproximadamente unos 100-150 ml
  • 1 chorro de unos 100 ml de nata para cocinar (normalmente no se la pongo para hacer de esta receta, una sanísima comida, pero le da un toque estupendo que quería enseñaros. Con poner algo menos de la mitad del bote no le da muchas calorías y está muy rico. Si sois intolerantes podéis utilizar nata sin lactosa).
  • Sal y pimienta
  • Aceite de oliva virgen

Preparación:

Empezamos preparando las verduras.  Como siempre: lavar, pelar y cortar. No hace falta que lo hagáis muy pequeño porque luego lo vamos a pasar por la batidora.

Para los nuevos en la cocina, hago un aclaración: Los puerros frescos suelen traer mucha tierrecilla, la manera mas fácil de que nos queden limpios es cortarles un buen trozo de la zona verde (si lo pedís os lo hace el frutero), hacer un corte a lo largo para quitarles 1-2 capas de fuera y después hacerle en la parte superior dos cortes formando una cruz y así podréis lavarlos bien para quitarles la arenilla que quede (lo vais a ver en las fotos), por supuesto quitad también el culete.

Salpimentar los muslos de pollo al gusto, yo los suelo pedir sin piel para rebajar la grasa en las recetas, esta vez no tuve tiempo y compre dos bandejas y se la quité yo en casa, no es nada complicado lo podéis hacer con la ayuda de una tijera de cocina.

Una vez preparadas las verduras y el pollo, podemos empezar a cocinar. Poned una olla grande y profunda (yo usé la exprés porque es más grande pero no hago la receta exprés porque no hace falta) y echadle un chorro de aceite para sofreír la verdura a fuego lento, y empezamos con la cebolla hasta que se ponga transparente, ahí le añadimos el puerro y dejamos un buen rato que sofría con la cebolla hasta que empiece a ablandarse. Una vez que el puerro y la cebolla estén en su punto, introducimos la zanahoria troceada y damos unas vueltecitas, no hace falta mucho tiempo porque cuecen muy rápido.

Y aquí echamos los muslos de pollo, dando vueltas para que doren un pelín por fuera y queden sellados. Una vez hecho ésto añadiremos el caldo, podéis subir el fuego hasta que rompa a hervir y dejaremos que hierva unos 20 minutos ya a fuego lento.

Transcurridos los 20 minutos de cocción, en un plato o en la tapa de la olla, sacamos uno a uno los muslos de pollo para pasarle la batidora a las verduras y el caldo, y así conseguir la salsa. Cuando tengamos la salsa batida añadimos el chorro de tomate frito y el de nata y batimos un poco más para que se mezclen bien los sabores. Volvemos a introducir los muslos de pollo y dejamos hervir unos 15-20 minutos más.

Y tachaaan tenéis unos muslos de pollo en salsa riquísimos que podréis acompañar con lo que más os guste, yo en esta ocasión hice un puré de patatas casero que mezclado con la salsita queda de muerte. Si os sobra salsa, que es muy probable, queda buenísima para pasta, de hecho, yo siempre guardo un poco para un buen plato de pasta. Espero que os guste a todos en casa.

Pasta Boloñesa o «macarrones de la playa»

Pasta-bolonesa

Esta receta de pasta boloñesa como muchas otras tiene su pequeña historia, cuando era una enana no comía absolutamente ¡nada! para desesperación de mis pobres padres. Pero allí estaba siempre mi abuela con sus increíbles recetas, y ésta era una de las pocas que yo comía, mal, fatal, pero algo comía. Como cualquier niño mal comedor, si estaba entretenida era mas fácil engañarme. De modo que mis pobres padres y mi santa abuela, me hacían el tupper para llevármelo a la playa, y allí corrían detrás mía, de un lado para el otro con el tenedor, por toda la playa, para que la niña de las narices comiera un poco de los famosos macarrones de la playa. Todavía a día de hoy todos mis tíos cuando me ven comer tan bien actualmente, me recuerdan el suplicio que era darme de comer.

Por otro lado os contaré que tengo pasión por Italia que es una delicia de país y tiene una cultura gastronómica que me vuelve loca, y por ello le he hecho una pequeña modificación, para que sea la receta mas parecida a la tradicional italiana y le he puesto zanahoria que por lo que yo recuerdo, mi abuela no se la ponía. Es una receta facilísima de hacer y que queda realmente rica.

Salsa os saldrá para 4 personas facilmente y la pasta, yo pongo aproximadamente unos 150 gr por persona.

Ingredientes para la pasta boloñesa:

  • 1 cebolla
  • 2 o 3 zanahorias
  • 500 gr de carne picada
  • 100-150 ml de vino blanco
  • Sal y pimienta
  • Tomate frito (como siempre os enlazo la receta del casero, que se tarda poquísimo en hacer, y se nota la diferencia bastante en el sabor)
  • Hélices de pasta (yo uso éstas porque son las que ponía mi abuela, pero lo podéis hacer la clase de pasta que mas os guste y el peso según cuántos seáis para comer)
  • Queso rallado (Podéis utilizarlo sin lactosa si sois intolerantes).
  • Aceite de oliva virgen

Preparación de la pasta boloñesa:

Lo primero es decidiros por tomate frito de brick o casero, os recomiendo que lo hagáis casero, en este caso empezad por aquí. Seguid los pasos de la receta que os enlazo y tendréis una salsa de tomate frito casero, realmente increíble.

Lavar, pelar y picar la cebolla y la zanahoria (yo la pongo en cuadritos) y salpimentar la carne al gusto.

Mientras hacéis la salsa podéis ir poniendo una olla con agua salada a hervir y cocer la pasta el tiempo que os aconsejan en el paquete suelen poner dos tiempos con una diferencia de 2 minutos entre ellos, yo siempre pongo el mínimo porque me gusta al dente y según los italianos así debe ser.

En una sartén con fondo, ponemos un chorro de aceite de oliva virgen y empezáis pochando la cebolla a fuego medio, cuando empiece a ponerse transparente, le añadimos los cuadritos de zanahoria y dejamos que se sofría un poco con la cebolla, hasta que comience a ablandarse.

En este momento introducimos la carne picada salpimentada y vamos sofriendola con la verdura poco a poco y moviendo, para que se deshaga bien.

Cuando haya tomado color y veamos que se está haciendo y que está bien desmigajada, le añadimos el vino blanco y dejamos que se evapore y mezcle bien con la carne moviendo de vez en cuando. En el momento que esté el vino evaporado, le añadimos la salsa de tomate y dejamos que cueza con la carne y la verdura unos 10-15 minutos más para que termine de hacerse, se mezclen bien los sabores y coja la textura adecuada.

Ponedle queso rallado por encima para terminar de darle el gusto y el toque italiano.

Y por fin podremos disfrutar de una receta de pasta boloñesa de tradición italiana, buenísima, muy facilita de hacer y que a parte de a los mayores, suele gustar muchísimo a los más pequeños.

Espero que la disfrutéis y os traiga un poquito del aroma de la bella Italia a vuestras cocinas.

Potaje de vigilia (lo mejorcito de la cuaresma)

Potaje de vigilia

Después de los Cupcakes de torrijas de ayer hoy os presentamos en este segundo capítulo del especial Semana Santa el plato más tradicional, el potaje de vigilia.

Actualmente las normas alimenticias de la religión católica ya no se llevan tan a rajatabla como en otros tiempos, hoy en día esto solo lo suelen respetar las abuelas, y este año yo para presentaros la receta.  Pero antiguamente la tradición dictaba que en determinados días del año, como la cuaresma, no se podía comer carne. En su lugar se utilizaba el pescado. Pero en muchos lugares de interior, a los que no llegaban toda clase de pescados, se utilizaba bacalao o incluso congrio seco, que sustituían a los productos de cerdo en los potajes.

Existen variedades de bacalao de distintos precios y con todos ellos podéis preparar un excelente potaje de vigilia.

Sale una olla hermosa con cantidad para por lo menos para 8 personas.

Ingredientes para el potaje de vigilia:

  • ½ Kg garbanzos (yo uso el Hostal que para mi son de los mejores, por la cochura)
  • 300 gr o 1 bolsa de espinacas
  • 400 gr bacalao (lo venden en paquetes con sal)
  • 1 cebolla grande picada
  • 2 tomates maduros (si no tenéis podéis poner tomate triturado de lata)
  • 3 dientes de ajo
  • 2 hojas de laurel
  • 1 ramito de perejil
  • 1 chorreón de aceite (unas 3 cucharadas)
  • 1 cucharada sopera de harina
  • 1 cucharilla de café de pimentón (dulce o picante, según preferencia)
  • 3 litros de agua
  • Sal*

Preparación:

Dejar en remojo los garbanzos desde la noche anterior en agua templada con sal. Y como siempre, pelamos y picamos la verdura, para tener preparados los ingredientes antes de empezar a cocinar.

*Enjuagar y poner el bacalao a desalar 1-2 días antes, poniéndolo en agua y cambiando este agua cada 8 horas. 

Poner en una olla  3 litros de agua y calentamos antes de introducir la legumbre. Antes de que empiece a hervir ponemos los garbanzos, el bacalao preparado, y añadimos también los dos dientes de ajo pelados y las hojas de laurel. Hervir suavemente unas dos horas (el tiempo de cochura depende de la variedad de los garbanzos, de verdad en esto no ahorréis porque os puede estropear la receta, porque hay algunos que no ablandan ni que les de el día entero, es tremendo).

En un vaso de la batidora o similar, podremos el diente de ajo restante y el perejil bien limpio con un poco de caldo de la cocción y batimos hasta que todo quede bien molido. Tradicionalmente esta pasta se hacía en el mortero, pero las batidoras son más rápidas y descansadas.

Mientras se cuece la legumbre ponemos en una sartén pochar la cebolla muy finamente picada hasta que están transparente, en este momento añadimos los tomates pelados, despepitados y cortados en dados muy pequeños o dos cazos de tomate triturado, refreímos un poco y añadimos también la cucharada de harina. Rehogamos un poco y poner también la pasta de ajo y perejil anteriormente preparada. Y seguimos dándole vueltas, rehogando otros 5-10 minutos más. Apartamos la sartén del fuego para no quemar la especia y espolvoreamos por encima el pimentón, y revolvemos bien, para que se integren bien los sabores. Y lo introducimos en la olla, con el fuego bajito para que no se pegue el refrito, pero manteniendo el hervor.

Miramos que a los garbanzos no les quede ya mucha cochura y entonces estamos preparados para introducir la espinaca, que previamente habremos enjuagado muy cuidadosamente, asegurándonos de eliminar todo resto de tierra y las hojas y tallos estropeados, si son frescas, y si son de bolsa con enjuagarlas un poco estarán. Y las volcamos en la olla cuando hayan pasado las dos horas mencionadas y continuar cociendo unos 15 minutos más. Aquí probamos el punto de sal del caldo, para mi no es necesario añadir nada de sal si solo habéis enjuagado el bacalao, en caso de haberlo desalado entonces si tendréis que corregir la sal.

Pinchar en las fotos para ampliar.

Antes de dar por terminada la ebullición asegúrate que los garbanzos están bien tiernos. Hay remesas de algunos garbanzos que parecen de cocción eterna.

Y ya tendremos nuestro ansiado plato de vigilia, ahora a disfrutarlo.

 

Croquetas de la abuela (tradición paso a paso)

Croquetas de la abuela

Tengo que empezar diciendo que las croquetas de mi abuela eran ¡¡¡las mejores del mundo!!! tanto es así que me cuesta comer croquetas en la calle o de las que hacen otras personas, porque realmente no me saben igual de buenas, por supuesto a mi tampoco me salen igual, y sé que nunca me sabrán como las que ella me hacía, eso sí, sigo la tradición y las mismas pautas que ella utilizaba.

Era tanta mi pasión por esas croquetas que un año en mi cumpleaños, me regalo un tupper gigante de croquetas, con una flor de tela para que lo recordara… todavía la flor está en mi cocina y me acompaña todos los días de mi vida, un pedacito de ella, que hace que me mi mente se llene de hermosos recuerdos de momentos vividos juntas.

Debo deciros también que para mí hacer esta receta es un ritual de tradición familiar, y que si realmente queréis que salgan buenas, no tengáis prisa y hacerla paso a paso, siguiendo las indicaciones que os dejo a continuación.

Ingredientes para las croquetas de la abuela:

  • Bechamel (os enlazo la receta del paso a paso, pero os pongo las cantidades utilizadas):

– 3 Cucharas soperas colmadas de harina
– 2 Cucharas soperas de margarina (o mantequilla o aceite o incluso mezcla, yo usé mitad margarina y -mitad aceite de oliva virgen)
– 400 ml. litro de leche sin lactosa (da igual que tipo de leche sea)
– Nuez moscada y pimienta para espolvorear, cantidad al gusto
– Un poco mas de 1/4 cebolla

  • 1/2 gallina cocida en el puchero (también podéis utilizar 1/2 pollo o 1/4 y 1/4 de cada como os digo en la receta del puchero)
  • 150 gr aprox. de jamón serrano
  • 2 huevos duros picaditos
  • 1 o 2 huevos batidos para empanar
  • pan rallado

Preparación:

Por supuesto lo primero que tendréis que preparar es la bechamel, como os dije anteriormente no la voy a describir paso a paso, para que no se nos haga eterna la explicación de la receta, pero os he dejado las cantidades que usé prácticamente exactas en los ingredientes. También os diré que mi receta es apta para intolerantes a la lactosa, ya que utilicé la leche sin lactosa y margarina de oliva (os adjunto foto) . Como siempre digo ir viendo la textura, un truco de mi abuela para saber que la bechamel estaba al punto para las croquetas, es pasar la pala de madera por en medio y que las dos partes de la masa quedarán separadas unos segundos, sin cubrir al instante el rastro que deja la pala, osea que no esté líquida. No dejéis la bechamel al fuego sola, remover continuamente. Y cocinarla a fuego lento.

Picar la gallina y/o el pollo,  los huevos duros y el jamón pequeñito ( si os sobra un poco añadirlo a la sopa del puchero que queda riquísimo).

Una vez tengamos la bechamel en su punto, a fuego bajito, añadimos la gallina/pollo, el jamón y el huevo, sin parar de remover y viendo que no pare de hervir la bechamel, unos 6 minutos más. Para que la bechamel coja bien el sabor de los ingredientes. Y retiramos del fuego y vertemos la masa en una fuente expandiéndola bien para que enfríe. Cuando esté a temperatura ambiente, la tapamos con film de cocina y a la nevera a reposar hasta el día siguiente, se que le mayoría de la gente las hace el mismo día, pero para mi gusto, no se impregna tanto el sabor. Y como os dije anteriormente para mí es un ritual.

Al día siguiente, sacamos la masa y con la ayuda de dos cucharas soperas y las manos, empezamos a darle la forma, y pasarlas por el huevo batido y el pan rallado, como cualquier otro empanado. De nuevo el ritual es meterlas en uno o varios tupper porque salen muchas(si necesitáis hacer dos plantas de croquetas, poner una base intermedia de papel de aluminio para que no se peguen), y al congelador para freírlas al día siguiente, la gente las hace en el momento. Lo mismo este es mi ritual de las croquetas. Sacar las croquetas del congelador 10 minutos antes de freírlas. Y mi consejo es que las friáis en una sartén o cazo profundos con bastante aceite caliente, y una vez que las introduzcáis poner a fuego medio y darles vuelta con ayuda de un par de palas de madera. Suelen salir remesas de aproximadamente unas 20 croquetas, a mi esta vez me salieron 23.

Una recomendación, para la cocina en general y en especial para recetas laboriosas, en las que vamos a hacer varios pasos o que no nos podemos despegar de los fuegos, es ir recogiendo y limpiando mientras cocináis, en este caso es muy importante no dejar las paletas ni los cazos pringados con la masa para después, si no os da tiempo o estáis empezando y todavía no podéis hacer tantas cosas a la vez, por lo menos ponerlo a remojar mientras seguís cocinando. Hay una frase que siempre me decía mi padre que me encanta. «Un buen cocinero, termina a la vez de limpiar que de cocinar»

Y fin, a disfrutar de las croquetas mas elaboradas y riquísimas del mundo.

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